domingo, 13 de diciembre de 2009

Historias de mujer.


El film de Carlos Hugo Christensen No abras nunca esa puerta (1952) está basado en dos cuentos del escritor estadounidense William Irish (autor de Rear Window). Las dos versiones de Christensen toman como punto central a la mujer y a dos clases de sentimientos: la angustia y el dolor.
En la primera historia titulada Alguien al teléfono, Luisa (Renée Dumas) vive acechada, con aparato telefónico de por medio, por unos sujetos con los que se endeudó en el vicio del juego. En un momento dado del film uno de los personajes dice: "Uno no se gana la vida como quiere sino como puede". En el caso de Luisa, ella no se gana nada. Todo lo que tiene lo va perdiendo en el transcurso de la historia. Esas pérdidas que sufre y la constante tensión de no poder saldar su deuda es lo que la trastorna y destruye psíquicamente. Su quiebre queda evidenciado cuando observa su rostro dividido en tres partes frente al espejo. Tres quiebres por cada error cometido. Endeudarse, empeñar su anillo y retirar del banco todos los ahorros que compartía con su hermano Raúl (Ángel Magaña). Esos actos son la causa de su desequilibrio emocional. Luisa no se termina ganando la vida, sino que finalmente la vida le gana a ella.


La segunda historia, El pájaro cantor vuelve al hogar, también podría titularse como la novela de George Orwell, Rebelión en la granja. Dos mujeres, una anciana ciega (Ilde Pirovano) y su sobrina (Norma Giménez) ven interrumpida su apacible vida en el campo por la llegada del hijo de la anciana. Un hombre corrompido por los crímenes de la ciudad. Este sujeto (Roberto Escalada), que comete sus fechorías silbando un tango, guardando cierto vínculo con el asesino de niños de M, el vampiro (Fritz Lang, 1931), impulsa a las dos mujeres a actuar contra las injusticias cometidas. Las dos historias de Christensen dejan establecido que a partir de ahora es la mujer la que participa de la acción del día a día y que puede ser igual, o en algunas situaciones peor, que un hombre. El hombre no es aquí quien posee el vicio del juego o el que enfrenta el mal. Es la mujer, y el director lo muestra desde dos estereotipos de mujer: la débil y la que posee una gran fortaleza. Christensen les pone una advertencia a aquellos a los que no les gusta la idea de la mujer ocupando un lugar trascendental en el cine y que sea ella la que tome las decisiones. Esa advertencia es: No abras nunca esa puerta.

Nicolás Ponisio.

1 comentario:

Melibea dijo...

¡Hola, Nico! Muchas gracias por venir a mi blog y comentar.

Ang Lee me gusta mucho. Lo descubrí con Tigre y Dragón y me emocionó profundamente. Desde entonces, lo sigo.

Un abrazo

Cuídate