domingo, 12 de julio de 2009

Principios y finales

(también sobre "Mechanicals Principles" Ralph Steiner 1930 )

por ignaiza

La ilusión del cine clásico es la de un mundo cerrado, donde todo está para algo y donde todo tiene sentido o finalidad. La ilusión de un mundo completo y con sentido. Se supone que el cine experimental es lo opuesto, que esa satisfacción obsesiva es imposible de encontrar de ese lado. Y sin embargo aparecieron estos Mechanical Principles, conjunto de pequeñas perfecciones hipnóticas que siempre funcionan, que nunca te dejan de a pie. La satisfacción del movimiento continuo, del engranaje que parece que no va a llegar a tiempo a movilizar la rueda pero siempre lo hace, de la transferencia de la fuerza del perno al tornillo, de eje a la barra y de ahí al cigüeñal o cómo sea que se llamen todos esos pedazos de metal inaccesibles. Una vez hipnotizados por el funcionamiento continuo y la efectividad infalible suceden un par de cosas más. Si uno está suficientemente distraído y concentrado, esas barras y manivelas parecen, por momentos, tener su propia vida, desligarse de cualquier fuente de poder y poseer casi una animalidad, una interacción nacida de una voluntad autónoma. Ese orden perfecto amenaza por momento con convertirse en un orden más complejo. Posiblemente más perfecto pero también más arbitrario o más caótico, o simplemente lo suficientemente secreto para simular errores. Dicho de otra manera, esas imágenes amenazan con volverse vida, así como el perfecto orden de los átomos se vuelve cuerpo, color, deseo insatisfecho, sexo, revoluciones, lenguaje, asfalto, macroeconomía, preguntas por el ser y mi recuerdo de Ingrid Bergman

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